Deia
Deià está enclavado en el paisaje escarpado de la Serra de Tramuntana en el noroeste de Mallorca y es un lugar que combina naturaleza, arte e historia en armonía. Este encantador pueblo de montaña atrae desde hace décadas a creativos, buscadores de tranquilidad y amantes del buen vivir – y es perfecto para un recorrido en descapotable por Mallorca a lo largo de la romántica costa oeste. El acceso a través de la carretera Ma-10, bien asfaltada pero sinuosa, ofrece vistas espectaculares del mar y los escarpados acantilados de la Sierra de Tramuntana – un verdadero punto culminante para quienes desean combinar la alegría de conducir con una experiencia cultural.
Pueblo de artistas con alma británica
Deià alcanzó fama internacional gracias sobre todo al poeta británico Robert Graves, quien vivió y trabajó aquí. Su antigua casa es hoy un pequeño museo que ofrece interesantes vislumbres de la vida del escritor. La atmósfera artística se puede sentir todavía hoy – galerías, talleres y pequeños conciertos definen la imagen cultural del lugar. También estrellas internacionales han encontrado aquí sus residencias de verano, lo que sin embargo no hace que Deià se sienta masificado. La mezcla de despreocupación mediterránea y profundidad cultural es lo que le da al lugar su encanto especial.
Conduciendo descapotable entre acantilados y huertos de limones
El recorrido en descapotable por Mallorca hacia Deià es una experiencia en sí misma. La sinuosa Ma-10 atraviesa paisajes pintorescos, pasando por campos de terrazas, antiguos olivos y el turquesa Mediterráneo. Especialmente hermoso es el viaje a primera hora de la mañana o al final de la tarde, cuando la luz tiñe el paisaje de cálidos colores. Quien desee continuar puede conducir desde Deià a Valldemossa o Sóller – también por rutas especialmente encantadoras que hacen latir más fuerte el corazón de los amantes de los descapotables.
Momentos de disfrute mediterráneo con vista al mar
En Deià, la vida transcurre de manera pausada y con estilo. Restaurantes de alta gama con vistas a los acantilados, acogedoras tapas y pequeñas boutiques invitan a quedarse. El sendero que desciende hacia la Cala Deià, una pequeña bahía con playa de piedras, recompensa con un panorama de ensueño y la sensación de estar en medio de un idilio de postal.